Malgrado la copiosità degli scritti sulle relazioni intercorrenti tra Italia e Spagna nel XVI secolo, lo studio delle stampe dell’epoca continua ad offrire dati interessanti e a volte sorprendenti. Opere anonime o elusive circa la datazione o menzione dell’editore, o persino contraffatte nei dati essenziali non costituivano all’epoca una novità, come è ben risaputo, tanto che notizie di tale sorta non sorprendono più. Tuttavia, quando l’esemplare che si ha per le mani si rivela un’edizione sconosciuta di un’opera portante della letteratura medievale, quale il Corbacho di Talavera, ogni dato torna ad acquisire indubbia rilevanza: perché una nuova edizione contraffatta con un altro titolo? Chi è lo spregiudicato che non esita a farsi vanto della paternità di un’opera altrui?Il povero Arcipreste avrebbe motivi più che legittimi di lamentarsene, stando all’attestato di appartenenza sancito dalle inequivocabili parole: «libro compuesto por alfonso martines de toledo... Syn bautismo sea por nombre llamado arçipreste de talauera dondequier que fuere leuado». Ma la sorte volle che non solo fosse ribattezzato con un chiaro rinvio alla rinomata opera del Boccaccio, ma che giungesse in Italia e lì fosse tradotto da uno spagnolo risoluto all’atto dell’usurpazione. Il suo nome è Alfonso de Ulloa, che già Rumeu de Armas additava nei termini di «introductor de la cultura española en Italia» in uno studio del 1973.A pesar de lo mucho que se ha escrito sobre las relaciones culturales entre Italia y España en el siglo XVI, la investigación de los impresos de la época continúa revelando datos interesantes y aun sorprendentes. Obras salidas a la estampa anónimas o sin mencionarse el editor o la fecha, o incluso con datos contrahechos, no representaban a la sazón una novedad, como es bien sabido, tanto que noticias de este tipo ya han dejado de causar asombro. Sin embargo, cuando el ejemplar que cae entre las manos se revela una edición desconocida de una obra cumbre de la literatura medieval, como lo es el Corbacho de Talavera, todo lo que antes adquiría categoría de ordinario cobra nuevo interés: ¿por qué una nueva edición ocultada bajo otro título? ¿quién es este hombre que hace alarde de la paternidad de una obra ajena?El pobre Arcipreste tendría motivos para quejarse, y con razón si pensamos en su voluntad: «libro compuesto por alfonso martines de toledo... Syn bautismo sea por nombre llamado arçipreste de talauera dondequier que fuere leuado». Pero la suerte quiso que no solamente fuera rebautizado con un título que remitía a la conocida obra de Boccaccio, sino que se llevara a Italia y allí fuera traducido por un español que no tuvo reparo en llevar a cabo la usurpación. Su nombre es Alfonso de Ulloa, que Rumeu de Armas ya calificaba de «introductor de la cultura española en Italia» en su investigación de 1973.
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